ANA
MARIA SEGHESSO
CORRUPCIÓN
Un problema moral no funcional.
Enrique Santos Discépolo, en su tango Cambalache, estrenado en el año 1934, hace un inventario de la corrupción en el siglo XX, en un estilo irritado y resentido.
El tango fue muy bien aceptado por el público, que compartió su punto de vista y disposición de ánimo. El éxito fue inmediato y duradero, como consecuencia de la popularidad de su contenido, que si bien se refiere a un contexto preciso, es un argumento universal.
En lo que va del siglo XXI los acontecimientos no parecen
haber cambiado mucho. Por el contrario, el tema de la corrupción continúa su
vigencia, favorecido por la Crisis económica, declarada en el 2008, aunque sus orígenes sean muy anteriores.
Las ilusiones y ambiciones, favorecidas por el
extraordinario desarrollo económico de los siglos XIX y XX, con notorias variantes geográficas y de clases
sociales, sufrieron una violento e inesperado freno.
Las reacciones que la Crisis originó en países y personas, son múltiples, dependiendo en gran medida de la información que se recibe para crearse una opinión.
Las reacciones que la Crisis originó en países y personas, son múltiples, dependiendo en gran medida de la información que se recibe para crearse una opinión.
Es así que la percepción de la Crisis se manifiesta en una búsqueda frenética para reconquistar el perdido equilibrio social o económico, creando proyectos que los restablezcan.
Se generan continuamente nuevos proyectos, que procuran solucionar un sistema económico desgastado y falto de funcionalidad.
Sin embargo, en la mayoría de los casos la respuesta a la Crisis, ha sido la continuidad de antiguas recetas, con una obstinación priva de espíritu de iniciativa.
Los proyectos estatales en este caso tienen un peso fundamental, por la cantidad de personas involucradas y por los resultados que las nuevas políticas podrían favorecer o inhibir.
Es indudable que la mayor parte de los acontecimientos difíciles que nos toca vivir en este tiempo, suceden sin que los especialistas o las instituciones que los sostienen, fomentan o protegen, hayan sospechado su desenlace.
Ha predominado la convicción de que todo continuaría a tiempo indeterminado, de la mejor manera posible. Un optimismo que no imaginó el cambio, que es una constante en cosas, personas y acontecimientos.
Ninguna
prevención, ni programación que tuviera en cuenta la transformación de rumbo
en el campo económico, político, ambiental.
Es
así que, con estupor, fueron recibidas las varias crisis, que se suceden en
relación directa con la Crisis económica.
La Previsión ha sido la gran ausente.
Me refiero a la Previsión como una actitud mental que analiza datos para llegar a uno o más resultados, procediendo luego a una programación.
La Crisis económica iniciada en el 2008 no fue prevista por ningún instituto bancario, o experto de economía. No fue hecho, como consecuencia, ningún programa ni estudio que contemplase posibilidades diversas a las que se estaban viviendo.
El
Cambio, la Transformación, axioma del Tiempo, fue ignorado, negando una
realidad que puntualmente se presentó, imprevista y brutal, eliminando los
equilibrios existentes con cambios drásticos, rompiendo la inercia del fin de
ciclo de Tierra.
Al improviso, los viejos modelos no son más aplicables y los nuevos, no han sido siquiera bosquejados, por lo que las correcciones que se intentan actuar son vacilantes e inciertas.
El Futuro deberá ser inventado, con nuevos modelos, para no continuar a gastar tiempo y recursos en situaciones estancadas. Cortar las ramas secas, las que no florecerán, luego de una evaluación sensata de la que se puede y de lo que la situación es capaz de producir.
El análisis del Tiempo tiene un protagonista de primera magnitud cuando se trata de futuro, cambios imprevistos, creatividad, rechazo de las limitaciones.
Se llama Urano y en marzo 2019 ingresará en Tauro, signo de la Madre Tierra y símbolo sagrado de la vida y sus recursos.