ANA MARIA SEGHESSO
La depreciación de la moneda que
circulaba en el Imperio resultó tan pronunciada, que el emperador Aureliano
decidió reformar todo el sistema económico.
La reforma consistió en suspender
todos los derechos de acuñación locales, para evitar desequilibrios entre el
valor y el precio del dinero.
De esta manera el emperador resultó dueño
absoluto del derecho de acuñar, con el monopolio de la totalidad del metal
monetario del Imperio.
El valor de las monedas devaluadas permitía
una oferta de dinero mayor para pagar bienes y servicios que excedían la
capacidad de producción.
Sin embargo, el fenómeno del exceso monetario provocó un
desequilibrio que amenazaba todo el sistema.
Las nuevas Cecas[1]
creadas por Aureliano emitieron una moneda de plata un poco mejorada en su
valor intrínseco, que llevaba la indicación “XX I”, que significa “veinte igual a uno”, o sea que esta
nueva moneda poseía el valor de veinte veces respecto a la anterior, retirada
de la circulación.
A esta reforma económica del emperador correspondió en 274-275 d.C., un aumento inaudito de precios, que según fuentes egipcias, fueron decuplicados.
El gobierno central, entonces, para resolver las necesidades del ejército, estuvo obligado a comprar con el dinero revaluado, bienes de consumo más caros.
Además de esta reforma, Aureliano
ordenó emitir monedas de oro puro, que fueron acuñadas en número restringido.
Según Armin Eich estas monedas “buenas”, representaban una seguridad económica en los salarios de los altos funcionarios y oficiales, instaurando una atmósfera favorable en quienes estaban cerca del emperador.
Durante la fuerte inflación que azotó
el Imperio en el IV siglo, la moneda de oro se demostró a tal punto estable,
que no han llegado en las crónicas de la época, quejas de las elites contra la autoridad.
“Con este procedimiento reservado al oro, Aureliano fue un precursor en obtener en tiempos de crisis, que las elites se identificaran con el Imperio y sus objetivos políticos”.[2]
AURELIANO
***
El uso de la palabra Inflación
cambió con el tiempo, terminando por referirse al aumento de precios en general,
considerando las consecuencias como causa.
Una de las características del Ciclo
de tierra, comenzado en 1848 que está llegando a su fin, ha sido el constante
aumento de precios y salarios provocando la depreciación de las principales monedas de la economía mundial.
El dinero que utilizamos representa un valor que intrínsecamente no
tiene.
La disminución del poder adquisitivo
origina el aumento de precios, provocando exigencias de aumentos de salario, en
una interminable dinámica de inflación.
Economistas modernos han analizado
ciclos menores de fluctuaciones de la actividad económica, que ocurren cada
siete a diez años.[3]
[1] Casa de moneda o Ceca.
La palabra ceca es una voz árabe sikka que significa moneda, troquel o molde.
[2] Armin Eich “L’età dei Cesari – Le legioni e l’Impero” .
Mondadori libri, febrero 2016.
[3] Según algunos, se debe al exceso de oferta por sobreproducción. El aumento de la producción lleva a una situación en la cual el mercado no puede absorber todo lo producido, que lleva a la caída de precios.
Otros economistas se focalizan sobre la demanda: si el empleo falta, la demanda decae lo que conduce indefectiblemente a la caída de precios.
Sin embargo, tanto la oferta como la demanda, están íntimamente ligadas a la circulación y regulación del dinero, controlados por los gobiernos o por los bancos.